Para los ribereños el Sella ha formado parte sustancial de sus costumbres, su gastronomía y, hasta hace no muchos años, también de su economía. Su forma de entender el río, aprendida y transmitida a lo largo de generaciones, sigue todavía hoy vigente.
Cuando se camina por su ribera, en lugares y momentos diferentes, el río nos habla de forma desigual. Tiene su propio idioma. También es una ruta, como el Mississippi de Alec Soth, para conectarse con la gente que vive junto al río.
Se trata de un río de verdad y merece, como señalaba Inge Morath del Danubio, el nombre, la consideración y el respeto que un gran río recibe.
El Sella es extenso en historia. Sin embargo, en nuestros días, el número de salmones capturados se ha reducido considerablemente. El debate actual no logra cambiar la tendencia del que fuera el principal rio salmonero de Asturias.










